El trabajo de un arte finalista

El perfil profesional del arte finalista es cada vez más demandado por los departamentos de marketing de las empresas, las agencias, los estudios de diseño y el ámbito creativo en general. Conocer en qué consiste su trabajo y de qué manera lo desarrolla es fundamental para poder incorporarlo a futuros proyectos.

¿Qué es un arte finalista?

El arte finalista es la figura que cierra correctamente cualquier trabajo de diseño gráfico.

En el ámbito del diseño gráfico, el Arte Final es la última fase del proceso. En ella se repasa, ajusta y concluye un proyecto, certificándose su aptitud para ser enviado sin errores a la imprenta. Es, por tanto, la etapa definitoria del éxito o fracaso de un trabajo.

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¿Cuáles son sus actividades?

El trabajo del arte finalista consiste en verificar que todo trabajo que requiera de imprenta esté impecable. Es una tarea minuciosa que requiere de mucha concentración para que no escape ningún detalle.

Cada error detectado es revisado y corregido. En esta labor se incluyen el correcto uso de las tintas y colores, el sangrado, las líneas de troquel y pliegues, sobreimpresiones, el redimensionado de imágenes y fotografías, etc. Todo se inspecciona (y adapta si es necesario) según el tipo de impresión que vaya a seguirse en el trabajo.

Además, el profesional dedicado a esto también asegura el cumplimiento de los aspectos legales del diseño. Con ello evita que la impresión y posterior distribución del material gráfico pueda ocasionar inconvenientes al cliente. Hay quienes los consideran, en términos empresariales, el departamento de calidad del proyecto.

Por último, una vez repasado el trabajo, adaptados los errores y teniendo el visto bueno del cliente, el paso final es mandar el trabajo a la imprenta y finalizar el proyecto de manera exitosa para que aquellos productos que haya encargado el cliente, desde catálogos personalizados hasta tarjetas de visita, se impriman en plazo y con todas las garantías de calidad.

¿Qué se necesita para ser arte finalista?

Para el desarrollo de sus actividades, los arte finalistas requieren una serie de conocimientos y habilidades específicas. Por ejemplo, durante buena parte de su trabajo emplean paquetes de diseño gráfico que necesitan de nociones concretas para su correcto funcionamiento.

Asimismo, se trata de un perfil en el que la precisión, la concentración, la percepción visual y la puntualidad con los plazos de entrega se entienden como indispensables. Lo mismo ocurre con la capacidad organizativa y multitask, pues en ocasiones se enfrentarán a varios proyectos de manera simultánea.

Desde el punto de vista técnico, deben contar con conocimientos sobre diseño y tipografía, así como conocer los procesos de impresión y reproducción cromática. También se recomienda conocer los símbolos de corrección más empleados, ya que los clientes suelen utilizarlos en las pruebas como orientación.

Los arte finalistas pueden trabajar tanto de manera individual como en equipo. Normalmente trabajan en estudios junto a directores de arte y diseñadores. Si son autónomos o freelance se recomienda que, además de las características antes mencionadas, también tengan habilidades empresariales o de marketing.

¿Qué se estudia para ser arte finalista?

Para ejercer esta profesión de manera oficial hay disponibles tanto carreras universitarias como ciclos formativos homologados. Los más comunes son el grado medio de técnico en Postimpresión y Acabados Gráficos y el grado superior de técnico en Diseño y Gestión de la Producción Gráfica.

Dependiendo del grado de especialización que se quiera alcanzar, existen cursos específicos y másteres enfocados a cubrir sectores más concretos. Lo que hay que tener claro es que en este tipo de trabajos, la formación continua es clave para la mejora profesional.

En definitiva, el arte finalista es quien comprueba y materializa en última instancia una idea desarrollada por una agencia o estudio de diseño. El éxito del proyecto radica, en gran medida, en sus capacidades en la detección y enmienda de fallos.

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